EL SECRETO DEL ÉXITO EMPRESARIAL: ¿HABILIDAD, CARÁCTER O
SUERTE?
El éxito
empresarial es producto de una serie de
esfuerzos diarios realizados de una manera consistente durante un viaje empresarial
de prueba y error, movido por un
espíritu de lucha y superación a lo largo de toda una vida.
Los
empresarios exitosos se toman el tiempo para dominar habilidades decisivas,
normalmente en áreas en las que cuentan con un talento natural. La personalidad
y el carácter también son importantes, especialmente la perseverancia y
honestidad. Por otro lado, la suerte se trata de libertad, la meta no es generar más de lo que se
necesita, sino gastar menos de lo que se genera y así el tiempo libre le pertenece
cada vez más al emprendedor.
Mediante
un ejercicio de prueba y error, con decisiones exitosas y fallidas, se logran
hacer pequeños depósitos de experiencia práctica en torno a una industria, se
conoce el negocio y se consolida la confianza; elementos con los cuales se
construye una red de activos que apoyan a una exitosa dirección del negocio, sirviendo como una barrera formidable frente a
los rivales.
Respecto
a la habilidad, es la capacidad de vender, de tocar puerta tras puerta, y cada
vez que se es rechazado tener el valor de volver a tocar. Las ventas son cuestión
de aprendizaje sobre la naturaleza humana, la propia y la ajena. Además de
contar con clientes entusiastas y una operación fluida, agregar valor a la vida
de los clientes y empleados transforma a un negocio en un excelente negocio.
Mientras
que la personalidad tiene implícitas características como curiosidad básica,
imparcialidad, valor y búsqueda incesante de oportunidades (tener una
mentalidad que nunca se da por vencida, sin importar cuán difíciles se tornen
las situaciones), un poco de talento y mucho trabajo duro son la base para
aprender cualquier habilidad. Dado que dominar una habilidad requiere
dedicación, el carácter debe contar antes que el talento.
Por otra
parte, la suerte es la diferencia entre producir un millón de dólares y diez
millones o cien millones. No es la diferencia entre el éxito y el fracaso. Cuando
la suerte llega a alguien que no está preparado, o no tiene carácter, o ve el
dinero como la cosa más importante en la vida, nunca resulta nada bueno de ello.
“En Acton MBA, nos formulamos la pregunta “los empresarios
¿nacen o se hacen?”, donde hemos concluido que se requiere habilidad para las
ventas, valor y perseverancia, en la que se enseña a los emprendedores a
construir relaciones sólidas, conformadas de boca en boca y que forman la
reputación”, afirma Hugo Díaz, Director de
UFM, Acton MBA.
Las
relaciones constituyen la verdadera recompensa de un negocio, su valor deriva
de saber con quién se trabaja y a quién se sirve, lo cual se convierte en un
activo entrañable. La reputación refleja quién se es, es decir; consiste en el
ADN de la empresa y el empresario y por ende, la ventaja competitiva que nunca
nadie podrá copiar.
Por
último, la tarea más difícil para la mayoría de los negocios es atraer a los
clientes, empleados e inversionistas correctos, hacer las cosas de forma
correcta y hacer lo correcto para constituir relaciones sólidas, en las que conjugue
habilidad, carácter y suerte, para que el viaje del emprendedor sea exitoso.
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