domingo, 26 de julio de 2015

LA FAMILIA EN LA SOCIEDAD DEL RIESGO

Eddy Amilcar Morales Mazariegos.
Sociólogo-Criminólogo


Hoy en día se conocen muchos aspectos sobre los riesgos que la familia debe enfrentar en la sociedad actual,  entre estos: el abuso de sustancias nocivas a la salud (drogadicción, alcoholismo, tabaquismo, etc.), contaminación ambiental, diferentes tipos de violencia o de criminalidad, entre otros. Como resultado de una serie de investigaciones sociológicas se ha llegado a conclusiones que revelan que, cada vez la familia como núcleo principal de la sociedad, se encuentra en riesgo, principalmente en lo referente al consumo de sustancias nocivas, por lo que, en el presente artículo se tratará de los factores de riesgo que intervienen.

Según algunas investigaciones sociológicas los factores de riesgo pueden dividirse en dos grandes categorías: la primera contempla los factores exógenos o sea los aspectos sociales y culturales, es decir, el contexto en que se mueven los integrantes de cada familia, particularmente, los miembros jóvenes; la segunda son aquellos factores endógenos que son propios de cada persona y de sus relaciones interpersonales (familia, escuela, compañeros).

Los factores exógenos, en éste caso, se fundamentan en las leyes y normas sociales que dicta la sociedad y que pueden, favorecer el consumo de sustancias nocivas, tal es el caso de gobiernos que no imponen restricciones al comercio de dichas sustancias como es el caso de las bebidas alcoholicas o del tabaco, o el fácil acceso a la compra de drogas en las calles, en las escuelas, etc., todo dependerá del establecimiento y cumplimiento que se haga de la ley. Otros factores que incrementan el riesgo son: la marginación social, la pobreza extrema, el enriquecimiento ilícito, el incremento de la pérdida de principios y valores sociales, y otros que se asociación a la delincuencia. Sin embargo, no se debe criminalizar la pobreza, porque el hecho de ser pobre no implica ser delincuente sino que constituye un riesgo latente, ahora bien, cuando la pobreza es extrema y se asocia con trastornos de conducta del joven, entonces aumenta el riesgo de convertirse en alcohólico y a otras adicciones.




En la Sociología se utiliza el concepto de socialización para explicar “el proceso según el cual, los  individuos aprenden e interiorizan los valores y normas de la cultura en que les ha tocado vivir, convirtiéndose, idealmente, en personas socialmente competentes” (Garvía, R., 1988). Existen dos tipos una primaria y otra secundaria, la primera se da en los primeros años de la vida de un individuo, ésta es la más importante, y la segunda se da en la relación entre el  grupo de pares (compañeros), y los agentes de socialización son: la familia, la escuela, los grupos de iguales y los medios de comunicación. Por lo tanto, una deficiente socialización primaria en la familia, podría dar origen al consumo de sustancias nocivas. Por ejemplo: el hábito o el abuso del consumo de alcohol, del tabaco o de drogas en algún o algunos miembros de la familia duplica la probabilidad de que el niño al llegar a joven inicie a consumirlos. Sin embargo, el proceso de socialización influye sobre el individuo, pero no determina las conductas o las expectativas de los individuos. En el caso de un hermano mayor o un amigo, con su ejemplo puede neutralizar el modelo de un padre con adicción al consumo de alcohol, tabaco o drogas, debido a que en muchos casos los hermanos mayores y los amigos tienen mayor influencia que los padres, tanto en el uso como en el no uso de sustancias nocivas. Estudios han demostrado que existen factores de riesgo que influyen más que otros, tal es el caso de la pérdida o la inconsistencia de las normas educativas familiares, la falta de disciplina, o bien el excesivo involucramiento en la educación de un niño por parte del padre, o el distanciamiento y permisividad.

Algo muy interesante, en los estudios realizados ha sido constatar que las técnicas de control empleadas por la madre son más efectivas que las que utiliza el padre en la vigilancia hacia los hijos ya que influyen en la conducta responsable que se espera de ellos y que conducen a un menor uso de sustancias nocivas, lo contrario a aquellas que tienen un sentimiento de culpa o en sus formas de control.

Así también, está demostrado que la actitud del padre a no dirigir a los hijos o de ser extremadamente permisivos, contribuye a más altos niveles de consumo de sustancias nocivas. Existen características comunes en las familias con jóvenes adictos, como por ejemplo: las críticas continuas, las culpas, la pérdida de confianza, y la aplicación de límites poco claros. El riesgo de consumo se incrementa cuando la afectividad familiar es débil. También se incrementa el riesgo en los casos donde existe violencia intrafamiliar, ruptura o discordia entre padre y madre. Es en estos casos donde se presenta un alto riesgo de delincuencia y de uso de sustancias nocivas, aunque no parece existir una variable directa entre ruptura familiar y la conducta delincuencial, pero, sí influye la conflictividad entre los miembros de la familia que suele ser más importante en la tendencia a la delincuencia futura que la estructura familiar en sí. Estudios sobre la violencia han puesto en evidencia que la conflictividad entre padres y no la ruptura familiar, tiene relación directa con conductas antisociales en los hijos.



Por todo lo anterior, los individuos que han tenido una niñez expuesta a una alta conflictividad intrafamiliar tienen un mayor riesgo de involucrarse en la criminalidad y en el consumo de sustancias nocivas. Vivimos en una sociedad en riesgo.

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